Resumen de la primera sesión de la Conferencia internacional #RightToTheCity
El pasado jueves 10 de mayo el Observatorio DESC, la Coalición Internacional para la Vivienda (HIC) y la Plataforma Global para el Derecho a la Ciudad organizaron la Conferencia Internacional sobre el Derecho a la Ciudad, que contó con la presencia de diferentes expertos provenientes de Nueva York, Vancouver, Marsella y Barcelona. La conferencia, celebrada en el patio Manning, puso de relieve que el derecho a la vivienda es un problema global, pero también sirvió para compartir experiencias de distintos movimientos y propuestas que a nivel municipal pueden hacer frente a la crisis de la vivienda.
A continuación os compartimos un breve resumen de las intervenciones y os animamos a realizar la inscripción y participar en la segunda sesión que tendrá lugar este jueves 17 de mayo a las 18:30h en la Lleieltat Santsenca (c/ d'Olzinelles 31, Metro Plaça Santa L1-L5):
El David Madden, profesor asociado de la London School of Economics (LSE) y autor del libro In Defense of Housing, hizo una mirada al pasado para recordarnos que el problema a la vivienda es endémico al sistema capitalsita y que la precariedad habitacional que sufrimos actualmente ya estaba presente, con diferentes actores y las mismas víctimas, a principios del siglo veinte en Nueva York. A pesar de que reconocia que durante los años 60 y 70, con la bonanza económica del estado del bienestar, la visión mercantilista de la vivienda se suavizó, ahora mismo estamos ante una ‘hipermercantilización’ de la misma. Así, la función social de la vivienda está ahogada por su uso como crédito líquido y depósito o como forma de evasión fiscal. En definitiva, como recurso de los más poderosos. Esta financialización de la vivienda repercute en los ciudadanos que cada vez se alienan más de sus pisos, hasta no sentirlos como hogares, hasta sentirlos como un lugar precario y en transición.
En frente de esta visión global, Ady Yan, de la Universidad Simon Fraser de Vancouver, aterrizó datos alarmantes que visibilizan la burbuja que sufre la ciudad canadiense. Por ejemplo, en tan solo 10 años, las viviendas valoradas en más de 1M$ subieron del 17% al 97%. Para combatir esta crisis, puso especial énfasis en la necesidad de obtener datos fiables del territorio para hacer un diagnóstico preciso. Como decía después de la conferencia, en materia de políticas públicas tratar de adivinar puede salir muy caro. En este sentido, Vanesa Valiño, la jefa del gabinete de la Regidoria de Viviena y Rehabilitación, explicó que a pesar de que el estado español se nutre principalmente de la construcción, cuando llegaron al Ayuntamiento, no encontraron datos oficiales que permitieran hacer un diagnóstico fiable. Por ello, desde diferentes espacios como el Observatorio Metropolitano de la Vivienda de Barcelona y el Grupo de Trabajo de Expulsión de Vecinas se están recopilando distintos datos como el nombre de inmuebles comprados por los fondos buitres. Ante la necesidad de visibilizar la información, Valiño expresó que la administración debe ser “una caja de resonancia de lo que ocurre en la calle para decir que determinadas prácticas especulativas aquí no las queremos”. Además, aprovechó la ocasión para mencionar el déficit de parque público de vivienda que sufre la ciudad, alrededor del 1,6% en contraste con el 15% o el 20% de otras ciudades europeas.
Por su parte, Richard Brown, director de investigación del Centre for London, apuntó a que esta crisis de la vivienda “ha pasado de crónica a severa” en los últimos años. En Londres, los desahucios silenciosos –aquellos que se producen cuando se acaba el alquiler y el arrendador sube desorbitadamente el precio- están replicando un proceso de expulsión en el que “la gente más pobre está sustituyendo a la gente más pobre”. Por ello, el británico reclamaba una visión de la vivienda entendida como infraestructura fundamental de la ciudad necesaria para hacer efectiva el derecho a la ciudad. Por último, Patrick Lacoste, activista de la asociación Un Centre-Ville pour Tous, retrató la expulsión y segregación de la población marginada del centro a la periferia de la ciudad a lo largo de los últimos 20 años. Así, Marsella no es una, sino tres ciudades: una pobre sin dotaciones, infraestructuras ni transporte público; otra rica; y otra, en el casco antiguo, a la espera que la burbuja de los precios acabe por expulsar a las vecinas más precarias.
La Conferencia sirvió para recalcar que la crisis de la vivienda es un fenómeno global, complejo y asfixiante, pero a su vez permitió poner sobre la mesa propuestas como el control de precios al alquiler, la fijación de impuestos para los fondos buitres o el aumento del parque público de vivienda. Como apuntaba Valiño, ante problemas globales son más necesarios que nunca estos espacios de encuentro internacional.