Los repetidos incendios de este verano o las lluvias torrenciales e inundaciones que están teniendo lugar en todo el territorio no son si no síntomas de la crisis climática. Un fenómeno que, como detalla el reciente informe del IPCC, es real, se está produciendo de manera acelerada y está causado por el cambio de paradigma económico consolidado a partir de la llamada Revolución industrial. Para detener el incremento de temperatura, según el IPCC, hay una reducción drástica sin precedentes de las emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso, si se dejaran de emitir GEI a día de hoy, el futuro pintaría incierto.

En este contexto, la inacción para tomar políticas de alcance real para frenar la crisis climática es incomprensible. Uno de los sectores a abordar es el de la aviación, ya que es responsable del 5,9 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero. Según la red Stay Grounded, además, la aviación verde es una falacia: no es viable a gran escala en un período corto de tiempo y, por tanto, justificar el crecimiento del transporte aéreo en alusión a este tipo de argumentos no tiene ningún sentido. Se trata del intento de la industria de seguir ganado dinero en detrimento del planeta y la vida de las personas.

Además, es importante destacar que volar es un privilegio del que goza una parte muy pequeña de la población mundial. De hecho, más de un 80% no ha cogido nunca ningún avión. Así, unas pocas personas generan una cantidad desproporcionada de emisiones que tienen un impacto global. De hecho, un vuelo de ida y vuelta de Barcelona a París genera tantas emisiones como las que genera un habitante de países como Uganda en todo un año.

En este contexto, y aunque se han hecho declaraciones de emergencia climática y establecido objetivos de reducción de emisiones, los gobiernos catalán y español, junto con la empresa AENA (que tiene un 51% de participación pública), han acordado a puerta cerrada y en pleno mes de agosto la ampliación del aeropuerto de Barcelona. Más allá de lo que esta ampliación podría significar en términos de emisiones y cambio climático, también tendrá efectos sobre el territorio y las personas que habitan. La Ricarda, la zona donde se prevé que se haga la ampliación, es una zona protegida por la red Natura 2000 por su rica biodiversidad. Además, Barcelona es una ciudad sobre-turistificada, donde la masificación turística ha generado nuevos problemas sociales como la expulsión de las vecinas de sus viviendas y gentrificación. Un incremento de pasajeros en el aeropuerto que se traduzca en un aumento de visitantes a una ciudad con capacidad de absorción nula preocupa a la población ya los movimientos sociales.

Por todo ello, un conjunto amplio de colectivos y organizaciones de la sociedad civil hemos apoyado la convocatoria de Zeroport y de la Xarxa per la Justícia Climàtica [Red por la Justicia Climática] - plataformas de las que nos formamos parte - para hacer una concentración para mostrar el rechazo este proyecto absurdo y peligroso. El 19 de septiembre estaremos en la calle Tarragona de Barcelona, entre Plaza España y Plaza de los Países Catalanes, para decir NO A LA AMPLIACIÓN y mostrar a las élites políticas y económicas que somos mayoría. Para la salud, por el clima y por la vida.

El próximo martes 7 de septiembre a las 11 de la mañana tendrá lugar, el Col·legi de Periodistes de Catalunya, la rueda de prensa de presentación de la concentración (ver convocatoria).

#MenysAvionsMésVida